Eureka. Pura serendipia para seguir descubriendo cosas con mis amigos

Buenos tiempos para la lírica

O quizás no. Asisto expectante al proceso de cambio que vivimos. Asisto desesperanzado a cómo se vive el proceso de cambio que vivimos.

Se nos llena la boca de democracia, pero solo de la nuestra. La de los otros mancha y está confundida y equivocada.

Nos aplasta el pasado de imposiciones, enterradas por los caminos y que no queremos ni siquiera recordar.

Los de más no son los que más e incluso son menos que los que callan, pero los de más somos todos, en pirueta sin igual.

La calle nos asusta y los jóvenes aún más, pero eso ya no lo paramos, porque la juventud no se para.

Tendemos las líneas rojas, para evitar las redes de colores, pero se desvanecen en la niebla parlamentaria.

Criticamos lo novedoso y asentamos lo criticable.

Somos todos de propaganda y de propaganda nos hartamos.

El barco se resquebraja, porque era de attrezo. Pero las nuevas barcas, menos aparatosas y más reales, nos permitirán las filigranas, para varios cambios de rumbo.

Y la lírica puede que nos guíe por el camino adecuado.

 

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